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PERSONAS MARAVILLOSAS QUE NOS LLENAN DE ENERGÍA

Este es un apartado que Cristina y yo hemos decidido crear para que todo el mundo pueda descubrir a esas personas “anónimas” que nos vamos encontrando en el camino y que nos dan energía para seguir adelante.
Aquí podréis leer una pincelada de sus historias: esas pruebas difíciles que afrontan día a día con constancia, tesón y fuerza, que a veces tienen que sacar de sus propias cenizas para seguir adelante. Todas estas personas nos han aportado algo positivo al narrarnos sus experiencias y mostrarnos su apoyo, por eso queremos compartirlo con vosotros, pues nos parecen interesantes e instructivas.

Jorge es un chico increíble y con mucha capacidad de superación. Nació con una de esas enfermedades llamadas raras, que le ha marcado la vida. Pero gracias a su capacidad de superación no se ha dejado amedrentar y ha sido capaz de echarle un pulso a la enfermedad y conseguir alcanzar sus metas.
La enfermedad le ha estado dañando las articulaciones desde su nacimiento, pero él ha tenido la fortaleza necesaria para no sucumbir a ella y quedarse en una silla de ruedas, sino que su esfuerzo le ha recompensado permitiéndole poder desplazarse, por sí mismo, aunque necesite la ayuda de unas muletas. También le ha creado problemas serios de visión, pero él no se deja vencer, saca su fuerza interior y no sólo desafía a sus ojos leyendo sino que, además, se sacó la carrera de periodismo. 
Un gran ejemplo de que todo se puede lograr con esfuerzo y dedicación, aunque todo, incluso tu propio cuerpo, vaya en contra tuya.


Olga, osteópata y madre de dos hijos; una chica de alta capacidad y un chico autista. Olga tiene en casa los dos extremos más difíciles en cuanto a educación materna se refiere, pues tiene que afrontar educar a una chica, cuya inteligencia con frecuencia supera la de su propia madre y a un chico, que a pesar de ser inteligente tiene dificultades para expresarse de la misma forma en que la mayoría lo hacemos, pero lejos de derrumbarse como madre y persona, por estar sometida constantemente al estrés de educar lo mejor posible a sus hijos, aunque la mayoría de las veces ni siquiera pueda dormir 4 ó 5 horas, ella saca fuerzas del amor que le brinda a sus hijos y sigue adelante.
Nos sorprendió gratamente la alegría con la que vive la vida, pues siempre ve el lado positivo de las cosas, a pesar de que hace unos años tuvo un problema en el ojo izquierdo que le hizo perder la visión de ese ojo.
Nos contó que cuando su hijo nació el pediatra le dijo que no oiría a su hijo hablar hasta al menos los 10 años. Ella le respondió que su hijo hablaría con 5 años. Dicho y hecho, el chico comenzó a hablar a los 5 años, gracias al esfuerzo de su madre que se pasa todo el día hablándole a su hijo. Le va diciendo lo que ella hace en cada momento (nos decía: “los vecinos deben pensar que estoy loca porque siempre narro lo que hago en cada momento para que mi hijo aprenda. Me pongo a fregar y voy diciendo: mamá esta fregando los platos, mamá está…), le hace relacionar palabras con objetos y acciones con dibujos.
Nos contó que la constancia era la clave de que su hijo hubiera comenzado a hablar 5 años antes de la fecha dada por el pediatra. Decía que la educación de su hijo no podía limitarse a lo que intentaban enseñarle, unas horas al día, en el colegio y después dejarle a un lado que se pusiera a jugar solo, sino que había que continuar enseñándole en casa desde que se despertaba hasta que se dormía para mantener su mente estimulada y que, así, consiguiese mejores resultados.
La misma dedicación mostraba con su hija y nos aseguraba que, a veces, la inteligencia de la niña la superaba, pues la chica la hacía descubrir cosas que ella nunca hubiera aprendido por sí sola.
Esta madre tan especial, se quejaba de que en los colegios no se les muestra la atención adecuada a estos niños, ni a los autistas ni a los de alta capacidad: su hija sufría la incomprensión de sus compañeros de su misma edad, pero con menos capacidad que ella, y la hacían padecer situaciones que un niño no debería pasar a manos de nadie y menos aún de sus compañeros.
Si todas las madres criaran a sus hijos como lo hace Olga la próxima generación de adultos serían grandes personas.


Carmelo. Una de las tardes más calurosas del verano de 2015, en las que el solo hecho de abrir la boca para pronunciar una palabra te secaba la garganta, conocimos a Carmelo. Llamamos a su puerta con nuestro libro y nos atendió un hombre muy amable y simpático que apenas tenía un hilo de voz. Descubrimos que había sido emigrante en Alemania, donde había trabajado en los astilleros, aprendiendo un oficio que años más tarde le llevaría a ser encargado en los astilleros de Cádiz.
Es un hombre que se ha formado a sí mismo, que aprendió el oficio desde abajo y que durante su vida ha leído todo lo que ha caído en sus manos, pero que al llegar la jubilación ésta le premió injustamente con un cáncer de garganta, motivo por el cual habla muy bajito.

Tras varios minutos hablando con él, Carmelo nos dijo que sólo nos compraría el libro si le aceptábamos una coca cola. ¡Bendito hombre que debió ver nuestro agotamiento por el calor a eso de las 5 y pico de la tarde! No contento con el refresco, nos hizo pasar al interior de su casa y nos pidió que nos sentáramos, nos sacó una tapita de queso y se puso a conversar con nosotros. La sabiduría de este hombre nos encandiló, tiene una mente con millones de datos sacados de los libros que ha leído y unas experiencias de vida dignas de un libro.
Carmelo es una de esas personas a las que te gusta ir a ver, de vez en cuando, porque no te pide nada y te ofrece lo que él es, pura sabiduría. Personas como él escasean en este mundo.


Encarni es una mujer luchadora, con buena formación académica que nunca ha tenido la oportunidad de realizarse en su profesión, teniendo que desempeñar cualquier trabajo que le permitiera sacar adelante a sus hijos.
Tiene esa espinita de no sentirse realizada en el ámbito laboral, pero lo cierto es que debe estar orgullosa de sí misma, porque por el amor a sus hijos ha trabajado en todo aquello que ha podido para sacarlos adelante, aunque tuviese que pasar muchas horas bajo el sol del campo para llevar a casa el jornal necesario para completar el salario de su marido y así poder pagar la educación de sus hijos.
El día que nos conocimos, nos atendió con reticencia, pues nos había confundido con testigos de Jehová, hecho que nos confesó en aquella ocasión y se disculpó por ello, en cuanto le contamos que sólo pretendíamos vender nuestro libro.
Encarni y su hija, ambas grandes lectoras, se sorprendieron por tener a los escritores frente a ellas y viéndose reflejada en nosotros decidió comprarnos el libro para echarnos una mano, quería contribuir con su granito de arena a que cumpliésemos nuestro sueño, ya que ella no había podido llegar a alcanzar el suyo de vivir de su profesión.
La segunda vez que la vimos, al llevarle Una Ventana al Pasado, se alegró mucho de vernos y nos confesó que aún no había podido leer el libro porque parecía que aquel día en el que se desprendió de esos 12,50 € que tenía para finalizar la semana y que decidió destinarlos a ayudarnos, la suerte llamó a su puerta.
Nos contó que en aquella ocasión estaba en paro, con el desempleo acabado y los nervios de punta porque se quedaba sin ingresos y tenía que seguir pagando los estudios de sus hijos, pero tan sólo unos días después de comprarnos el libro recibió una llamada de trabajo y aún seguía en aquel trabajo.
Decía que le habíamos traído la suerte y la verdad es que, sólo había que verla para ver la diferencia, su cara irradiaba luz, mientras que la primera vez que la vimos estaba apagada y más delgada. Estuvimos hablando casi una hora, nos presentó a su hijo, que iba a comenzar a realizar sus primeras prácticas como abogado y nos invitó a pasar unos días en el terreno que había heredado de sus padres.
Se lamentaba de que la educación que le había dado a sus hijos con frecuencia les hacía pasarlo mal, pues les había inculcado el ayudar a los demás y decía que con frecuencia se topaban con gente malintencionada, que fingiendo necesitar ayuda, se habían aprovechado de ellos, lo que les había hecho sufrir las consecuencias y quedar como tontos.
Le dije lo siguiente: debes sentirte orgullosa de tener la generosidad de hacer las cosas de corazón, sin intención oculta, sólo la satisfacción de saber que has ayudado y no debes sentirte mal si la persona que recibe la acción la ha logrado engañándote, porque lo único verdaderamente importante y lo que habla bien de uno mismo no es el dejarse engañar sino el actuar de corazón.
Una mujer de gran corazón y buenas intenciones.

Teresa, es una mujer que vive en silla de ruedas y tiene que hacer malabares para llegar a fin de mes con su pensión. Cuando la conocimos nos confesó ser una gran lectora, pero que no disponía de dinero para poder comprar el libro hasta que cobrase la pensión, por lo que nos citó en la fecha de cobro. Llegado el día, fuimos a su casa y nos estaba esperando con el dinero reservado para el libro (una de las pocas personas que cumplen su promesa). Recibió el libro con gran agrado, tenía ganas de leerlo.
Meses después volvimos con la segunda parte del libro y nos contó que le había encantado la historia y que llevaba tiempo esperando que volviésemos con su continuación. Nos dijo que le habíamos hecho redescubrir el Reiki, que había empezado a ponerlo en práctica y se sentía mucho mejor desde entonces. La verdad, es que al igual que Encarni, Teresa tenía una luz en la cara que no lucía cuando la vimos por primera vez. Personalmente, me hubiera gustado entrar en su casa y conocer un poco más de su historia, pero la necesidad de tener que vender algunos libros más para llegar a fin de mes nos hizo no alargar mucho nuestra conversación con ella. Espero tener otra ocasión para conocer mejor a Teresa, una mujer fuerte a pesar de su aparente fragilidad, que tiene que luchar día a día para seguir adelante.

Mari Carmen, maestra en paro, es una chica fabulosa que comparte bastantes inquietudes con nosotros, le gusta la naturaleza, observarla y aprender de ella. Su sueño es poder tener un terrenito en el que cultivar sus propias frutas y verduras. Es una chica amable, agradable, de buen corazón y bastante servicial, siempre está dispuesta a ayudar.
Su marido y ella compraron con gran ilusión un piso de protección oficial en Arcos de la Frontera, en el que poder criar a sus tres hijos, pero con tan mala suerte que el piso fue construido en una zona de terreno inestable, por lo que se encuentra completamente agrietado. Están pagando una hipoteca por una vivienda en estado ruinoso sin que nadie, ni la Junta de Andalucía ni la empresa constructora le solucionen el problema.
Cuando entramos en el edificio y vimos las enormes grietas, pensamos que estaba deshabitado, pero pronto descubrimos que, a pesar de estar en ruinas, estaba lleno de familias que no podían escapar de esa trampa en la que la inversión de su vida se había convertido: una cárcel que amenaza con derrumbarse sobre ellas sin que ninguna autoridad competente mueva un solo dedo.
Mari Carmen, con su marido trabajando fuera, nos confesó que en aquel momento no podía comprar el libro, pero nos citó para la semana siguiente cuando hubiera cobrado. Estuvimos una hora conversando muy agradablemente con ella y a la semana siguiente volvimos. A su marido no le habían pagado, pero aún así nos estaba esperando en casa para cumplir su promesa. Delante de nosotros abrió su hucha para emergencias y nos compró el libro (es la primera persona que a pesar de no haber cobrado, da la cara, nos espera en casa a que lleguemos y usa sus pequeños ahorros para cumplir su promesa). Un par de meses después, volvimos para cumplir mi promesa de llevarle algunas semillas de plantas. Se sorprendió de vernos, pues según nos contó, la noche anterior había terminado de leer nuestro libro y se había quedado con ganas de seguir leyendo. Fui al coche y le entregué su ejemplar de Una Ventana al Pasado, pasamos más de hora y media conversando con ella.
Esta chica es una de esas personas con las que pierdes la noción del tiempo, pues te sientes tan bien en su compañía que el tiempo vuela mientras conversas con ella.
Mari Carmen es una mujer cumplidora y digna de confianza que, a pesar de haber sufrido en carne propia multitud de adversidades, incluso dentro de su familia, sigue con su corazón impoluto, lleno de bondad y generosidad, todo un ejemplo de mujer.


Juan, es un hombre que ha llegado a la sexta década de su vida y que vive solo, no porque no tenga hijos, sino porque éstos viven fuera de la península. Lo conocimos un sábado en su nuevo pueblo de acogida, al que se mudó porque con su pensión no llega para vivir en la ciudad en la que ha residido la mayor parte de su vida.
Es un hombre simpático y risueño que siempre tiene un chiste que contar o una broma sana que gastar. Alegra el día de todo aquel que toca su puerta, aunque nos consta que cuando la visita se marcha le invade la soledad y la tristeza por no poder estar cerca de los suyos.
A pesar de no tener mucho, siempre tiene algo que regalar a la visita, dice que le encanta ver la cara de felicidad de las personas al recibir un regalo. Dice que la vida ya es bastante dura y si él puede contribuir a arrancar una sonrisa, despertar una ilusión o hacer feliz a alguien con un pequeño obsequio, ¿por qué no lo va a hacer si no le cuesta nada y a cambio puede hacer feliz a alguien?
Juan ha tenido una vida intensa, ha sido conductor de autobuses, conductor privado y de servicios de seguridad, policía y empresario.
Nos contaba que se casó muy joven, antes incluso de llegar a la mayoría de edad y ese fue su gran error, no por sus hijos, a los que adora, sino porque aunque creía estar enamorado de su mujer el tiempo le hizo ver que no fue más que un espejismo, cegado por la belleza de su esposa.
Se califica de mal marido porque buscó el amor en otras mujeres y al final nunca lo encontró. Siguiendo los dictados de su corazón agasajó y culminó de lujos y regalos a las chicas con las que estuvo, sin importarle si al hacerlo se quedaba sin un duro para poder comprarse él unos zapatos y tener que andar con agujeros en la suela, si así conseguía regalarles unos de lujo a su pareja. Incluso reconoció a hijos que no son suyos, pero a los quiere con locura. Tanto se esforzó en hacer felices a sus parejas y a sus hijos que no pensó en el futuro. Gastaba el dinero tal como entraba para hacer felices a sus seres queridos y ahora en la mayoría de edad adulta la falta de previsión de futuro le ha pasado factura y tiene que vivir con una pequeña pensión.
Para que veáis el corazón tan enorme de éste hombre os contaré algunas de las cosas que hizo en su vida:
Cuando era policía se topó con que uno de sus compañeros había avisado a la grúa y ésta se llevaba el coche de una joven pareja. El chico intentaba convencer al policía para que la grúa no se le llevase el coche, pues tenían que volver a Sevilla y no tenían dinero ni para pagar un billete de tren. El policía les decía que tenían que pagar las diez mil pesetas de la grúa si querían llevarse el coche, pues el coche ya estaba enganchado a ella. El chico y la chica les suplicaba, pero no había manera de convencer al policía, incluso les ofrecieron un reloj de oro de mayor valor que el coste de la grúa, sin éxito. Juan y otro compañero veían la escena sin poder hacer nada, pues no podían quitar autoridad al compañero. Juan le preguntó al compañero que estaba con él si tenía cinco mil pesetas para prestarle y éste le respondió que sí. Con el dinero de su compañero y otras cinco mil pesetas de su bolsillo, Juan se fue hacia el conductor de la grúa y pagó las diez mil pesetas para que desenganchase el coche. El joven le ofreció a Juan el reloj de oro y éste lo rechazó, diciéndole que ya le devolvería el dinero la próxima vez que visitase la ciudad. Al día siguiente el joven volvió en busca de Juan para pagarle el dinero.

En otra ocasión el jefe de unidad mandó a Juan y a otros compañeros a poner multas en el paseo marítimo de la ciudad en la que trabajaba y él consciente de que la mayoría de gente era trabajadora se hizo el remolón, preguntaba a los que conocía si sabían de quién era tal coche y los mandaba a avisarlo para que lo quitara antes de que él se viese obligado a multarlo. Se entretenía con los papeles hasta que aparecía el dueño del coche y se lo llevaba. De modo que aquel día sus compañeros se hartaron de poner multas, pero él no puso ninguna.

Una vez un compañero le dijo que si quería ganarse un sobresueldo poniendo multas que tenía que ir al paseo marítimo, pues habían cambiado el sentido de la marcha y la gente no se fijaba en el nuevo disco de dirección prohibida, por lo que él se iba al final de la calle y cazaba a todos los infractores. Al oír esto, Juan reprendió a su compañero y le dijo que lo correcto era ponerse al principio de la calle para informar a los conductores del nuevo cambio de sentido.
Estos son sólo unos pocos ejemplos del buen actuar de este hombre, del cual se podría escribir un best seller sobre su vida.
Juan, un ser sociable, amable y cariñoso que es todo corazón.


Patro, es una mujer jubilada contra su voluntad. Carnicera de profesión durante toda su vida en la carnicería de su padre en la plaza de su pueblo, se vio obligada a dejar su profesión al detectársele un cáncer de lengua.
Conocimos a Patro en la cancela del patio de su casa. Una amiga, más joven que ella la acompañaba cuando llamamos su atención y le contamos que estábamos promocionando nuestro libro. Su amiga nos miró como quién acaba de ver al demonio y se apresuró a marcharse, mientras yo le decía que si le podía explicar de qué iba el libro. La mujer nos dijo que ya lo sabía, que el libro era de testigos de Jehová. Le respondí que no y le mostré la portada. La mujer se quedó pillada, al leer el título y ver que estaba equivocada, pero aún así dijo: “¿y cómo he podido yo leer eso?”. No se lo dije, pero lo pensé: “es que hay que escuchar y leer antes de hacer juicios de valor”. Patro, que parecía no haber prestado mucha atención, pues estaba con sus plantas, le dijo: “no, son escritores”.
Total que la amiga se marchó como huyendo del demonio y Patro nos hizo entrar al ver que nos habían gustado las plantas de su patio. El libro no le interesaba pues no solía leer, aunque quizás se lo podría regalar a su hermano que sí leía mucho, pero en ese momento aún no había cobrado, nos dijo que pasásemos más adelante y viendo que a Cristina y a mí nos gustaban mucho las plantas, nos regaló una Begoña y tres planteles de Calanchoe: una planta que me creció una vez de la nada en una maceta y que por considerarla fea la arranqué y la corté a trocitos para que sirviese de abono, pero resultó que cada trocito echó raíz y salió una nueva planta, por lo que volví a cortarla en más pedazos para deshacerme de ella.
Patro nos contó que el Calanchoe Daigremontiana se utilizaba contra el cáncer y que había que comerse 3 hojas al día (1 desayuno, 1 almuerzo y 1 cena) para que funcionase, eso sí cogiendo siempre las de abajo por ser la que mayor concentración de principios activos tenía y que si se tenía problemas de corazón había que tomarla con cuidado.
Nos habló de su cáncer de lengua, le habían dado quimioterapia, radioterapia y le habían quitado pólipos desde la boca hasta el hombro. Dijo que lo pasó muy mal y que estaba convencida de que iba a morir. Entonces le hablaron de la planta y harta de pastillas dejó de tomarlas y comenzó a comer Calanchoe.
Dos semanas después volvimos a visitarla, no nos compró el libro y tampoco se lo ofrecimos para comprar, sólo fuimos a visitarla. Pasamos un par de horas muy entretenidas conversando con ella. Nos habló un poco más de su experiencia con el cáncer. Coincidía con nosotros en que la quimioterapia y la radioterapia son una brutalidad y que aunque no sabía si el Calanchoe la había curado, lo cierto es que empezó a sentirse mejor cuando comenzó a tomarlo.
Una mujer luchadora que ha vencido al cáncer usando la naturaleza.


Informándonos un poco más sobre el Calanchoe Daigremontiana hemos descubierto que es un potente regenerador celular que puede servir en muchas enfermedades que requieran de sus propiedades regenerativas, como es la degeneración macular y otros problemas de la vista.
También hemos aprendido que el azúcar alimenta a los tumores, por lo que hay que reducirlos de la dieta y aumentar el consumo de lácteos (leche, yogurt, queso), pues el organismo usa el calcio que contienen estos alimentos para hacer una barrera y encapsular las células cancerosas, las aíslan del cuerpo para que mueran y después el sistema inmunológico se encarga de atacarlas y destruirlas.

Si queréis más información sobre como curar el cáncer de forma natural deberíais buscar información sobre el doctor Ryke Geerd Hamer, que descubrió hace más de 40 años que el cáncer tiene cura sin necesidad de químicos agresivos y ha escrito varios libros sobre el tema. Aquí os dejo un enlace en el que podéis encontrar más información:

Carmen Escobar, a esta chica la encontramos en Arriate (Málaga) la primera tarde que hicimos el pueblo, de hecho, fue la primera persona de allí que nos lo compró.
Cuando llamamos a su puerta nos escuchó algo reticente y desconfiada, pero con educación.
La trama del libro le llamó la atención, pues la protagonista es bióloga al igual que Carmen y eso la hizo decidirse para comprarlo. 
Una semana después, un coche paró a nuestro lado mientras llamábamos a una puerta. La chica que lo conducía nos conocía y nos llamó. Al acercarnos nos dijo que le había encantado el libro y que quería la segunda parte. A primera vista no la reconocimos, pero cuando nos dijo que ella también era bióloga como la protagonista supimos que era Carmen, pues el día que le vendimos el libro habíamos leido su titulación en el recuadro de su consulta de dietética.
No llevabamos ningún libro de la segunda parte, así que quedamos en llevárselo a la consulta al día siguiente. 
Le entregamos el libro y nos ofreció dárlo a conocer en su consulta, le había gustado tanto que quería ayudarnos a que el libro fuese conocido y no tuviesemos que andar puerta a puerta para lograrlo. 
En esta ocasión el reticente fui yo, pues no me gusta inmiscuír a nadie en mis asuntos, pues considero que ese trabajo me corresponde a mí y a Cristina que realmente somos los que vivimos de ello. Al final aceptamos dejarle sólo unos folletos informativos el próximo día que estuviesemos por la zona, por si alguien de la consulta deseaba adquirir el libro.
Al día siguiente le dejamos los folletos y volví a negarme a dejarle algún libro para vender. Salimos de su consulta y no pasó ni diez minutos cuando mi teléfono comenzó a soñar. Era Carmen que me pedía que volviese a su consulta porque una chica se había interesado por el libro y quería comprar uno. Nos dimos la vuelta y le llevamos el libro. Estando allí, otra persona nos compró el libro y al final decidí dejarle un par de libros a Carmen. A lo largo de la mañana recibímos un mensaje de Carmen, había vendido los dos libros que le habíamos dejado y tenía encargados otros tantos. Durante todo el día estuvimos recibiendo mensajes suyos, pidiéndonos una cantidad cada vez mayor de libros.
En tan solo unos días nos había reservado la venta de 25 libros ella sola. Habia tirado de agenda y conseguido vendernos todos esos libros por iniciativa propia y sin querer llevarse ni un sólo céntimo por la venta de los libros. Nos dijo " cuanto más libros os venda yo, menos tiempo tendréis que estar en la calle y tendrás más tiempo para terminar la tercera parte". Es más, como la mayoria de esas personas eran clientes suyos y no pagarían el libro hasta la próxima consulta que tuviesen, cogió unos adelantó el dinero de los libros, arriesgándose ella a no cobrar.


1 comentario:

  1. Hola soy Carmen de Arriate. Me han encantado los dos libros que habéis escrito.tanto me han gustado que la segunda parte me la he leído en dos días, no podía dejarlo. Hace tiempo que un libro no me enganchaba tanto. A pesar de ser bióloga me encanta todo lo extraño y paranormal al igual que la protagonista. Daros todo mi apoyo y felicitaciones por vuestros libros y por vuestra lucha diaria. Estoy deseando tener ya la tercera parte en mis manos. Mucha suerte

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