Desde
el mes de Junio hemos empezado a promocionar nuestro libro “El Mañana de Ayer Sombra” casa por
casa, llamando a cada puerta.
Esta
decisión ha sido muy dura de tomar y nos ha costado algo más de dos meses
decidirnos a salir a la calle, pero la caída en picado de las ventas en las
librerías, que ya apenas venden ejemplares de escritores de renombre y, por
consiguiente, casi nada de alguien como yo que no soy nada conocido, nos ha
obligado a tomar esta dura, pero acertada decisión.
Muchas
puertas permanecen cerradas cuando tocamos al timbre. Se oye como, de repente,
se hace el silencio en el interior de la casa, unos pasos sigilosos se acercan
a la mirilla, está suena al moverse y alguien nos mira en silencio esperando
que nos vayamos de allí, mientras piensa que no ha sido oída en su misión de
espía. A veces, incluso los bebés, que se oyen llorar desde el otro lado de la
puerta, se quedan en absoluto silencio al oír el sonido del timbre, es como si
ellos mismos supiesen lo que sus padres desean que hagan.
En
otras ocasiones, resulta gracioso oír como los pequeños de la casa dicen: “abre
mamá (papá o abuela), están llamando a la puerta, ¡abre, abre, abre….!”, pero
su intento inútil de echarnos una mano sólo consigue que ellos mismos sean
castigados, mientras su inocencia nos dibuja una sonrisa al otro lado de la
puerta.
De
todas las viviendas que visitamos alrededor del 90% no abre la puerta o no
responde al telefonillo y, conociendo la tasa de paro que hay, es imposible que
todos estén de vacaciones o en el trabajo. Sólo conseguimos ver u oír a través
del telefonillo al 10% y sólo el 1% nos compra un libro, eso sí, ese 1% siempre
está formado por personas muy amables que nos tratan estupendamente, nos alientan
a seguir adelante y nos acogen en sus casas. Esto nos pasó el miércoles pasado con
Loli y Chano, una simpática y atenta pareja, que nos mostró su casa y él nos
dejó con la boca abierta al enseñarnos las manualidades que hace con hojas de
palma y plásticos reciclados: cestas, costureros, bolsos y objetos diversos.
A
veces, también hay personas que nos tratan bien, aunque no nos compren el
libro, bien porque no lean o porque su situación económica no se lo permita en
estos momentos. Este es el caso de Cristina, una buena dibujante que dejó su
talento aparcado, creo yo que, para cuidar de su familia, y que nos invitó a
entrar en su casa, nos hizo sentar y nos regaló unos momentos de descanso
mientras disfrutamos de un refresco y una buena charla.
Personas
como estás son las que consiguen alentarnos a seguir después de innumerables
puertas cerradas, miradas desconfiadas, palabras desacertadas y algunas cosas
más que acaban minando nuestra moral.
Después,
cuando Cristina y yo salimos a pasear o hacer la compra diaria nos damos cuenta
de que hay mucha gente que nos mira. Al principio, no sabíamos por qué era,
pero ahora creemos que esas miradas seguramente proceden de las personas que no
nos abrieron la puerta, pero si nos vieron a través de sus mirillas.
Con
frecuencia nos confunden con Testigos de Jehová. Ven que somos una pareja y que
yo llevo un libro en la mano y ya nos catalogan en lo que no somos.
No
tenemos nada en contra de los Testigos de Jehová o de cualquier otra religión, yo
mismo en mi adolescencia estuve estudiando la biblia con ellos y pude comprobar
que en general, por sus creencias, son gente en las que se puede confiar. Con
los meses deseché esa opción, porque al igual que en el catolicismo la biblia,
que es la misma para ambas creencias, sólo que los Testigos de Jehová la siguen
más a pies juntillas, contiene muchas escenas que, para mí, no pueden haber
sido abaladas o dictadas por un ser perfecto como es Dios, por eso
principalmente comencé a rechazar la religión y empecé a dejarme llevar por mi
propia consciencia de lo que está bien o lo que está mal. ¿Y cómo podemos saber
realmente si algo está bien o no, puesto que podemos ser injustos al actuar por
nuestros propios intereses?
Pues,
muy sencillo, de la lectura de la biblia saqué algunas cosas que son, creo yo,
inamovible y procuro ponerlas en práctica. Son las palabras de Jesús que decían
algo así: “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti” y “trata a
tu semejante como te gustaría que él te tratase”.
Las
creencias de las personas no deberían usarse como motivo de exclusión o
rechazo, pues creamos en lo que creamos todos somos hijos/as, padres, madres,
es decir, personas en general que somos capaces de amar.
Cuando
era más joven solía imaginarme a la persona más malvada que conociera directa o
indirectamente cuando era un bebé en brazos de su madre. Esa imagen me hacía
darme cuenta de que todos somos iguales y que si alguien opta por ser malvado,
en lo más profundo de su ser sigue llevando en su interior esos momentos en los
que sus padres lo tenían en brazos, dándole todo su amor incondicional. Pienso
que si cada uno de nosotros fuéramos capaces de retrotraernos a esos momentos
de la infancia en los que sentíamos el amor de los que nos rodeaban y
pudiéramos traer esa felicidad y ese amor al presente seríamos mejores
personas.
Imagínate
a tu enemigo como ese bebé indefenso que una vez fue y en realidad sigue siendo
el mismo que antaño, sólo que no ha sabido aprender lo positivo de los avatares
de la vida y ha terminado exteriorizando todo el temor y sufrimiento acumulado
de la forma que ha creído que le protegería del dolor, haciéndose insensible a
los sentimientos de los demás. Todos tenemos una coraza que nos aísla del mundo
para protegernos, pero no debemos dejar que esa coraza se haga impenetrable a los
sentimientos.
Como
iba diciendo antes de irme por las nubes, la experiencia de promocionar el
libro casa por casa es dura, pero, de vez en cuando, también tiene sus
recompensas como os he contado. A veces, incluso, la mejor recompensa de todas,
que es la satisfacción que nos da encontrarnos a algún lector de El Mañana de
Ayer Sombra, que te cuenta lo maravilloso que le ha parecido el libro. “Me ha
encantado”, nos decía una lectora que encontramos al llamar a su puerta y que
se mostró ilusionada al enterarse de que la historia continuaba en Una Ventana
al Pasado, de modo que sin dudarlo nos compró la segunda parte. Días después,
nos la encontramos y nos contó cómo había tenido que entrar en el blog para
mostrarle a su hijo nuestra foto de perfil para que la creyera al decirle que
el escritor y la correctora eran los que, efectivamente, habían llamado a su
puerta.
Hace
dos días, concretamente, este lunes pasado, estuvimos en Papelería Beni en
Jédula y su propietaria nos contaba que como tenía el libro desde hacía un año
y no había conseguido venderlo, pues que decidió leerlo para conocer de qué
iba. El resultado fue que le gustó tanto que se lo dio a su hija para que lo
leyera y nos decía que le diésemos el segundo porque estaba deseando leérselo.
Es
muy satisfactorio para nosotros saber que, aunque las ventas vayan muy
despacio, el libro está gustando mucho y que el objetivo que nos marcamos con
esta historia, al menos en las personas que lo han leído, se ha conseguido.
Puesto que la idea inicial de hacer un libro de fantasía se tornó en una
historia fantástica con mucha información real sobre ciencia y el Mundo
Espiritual, para que podamos aprender al mismo tiempo que disfrutamos de una
buena historia. La información que hemos utilizado para el libro la hemos
encontrado en autores como: Vicent Guillem y su libro “Las leyes espirituales”,
Brian Weiss en “Muchas vidas muchos Maestros, Elisabeth Kübler-Ross en “La
muerte: un Amanecer” y muchos otros, así como las experiencias espirituales que
nosotros mismos hemos tenido a lo largo de estos últimos cuatro años.
También
quiero pedir perdón a todos/as los/as lectores/as que esperaban adquirir la
última parte del libro a finales de verano, porque no podemos llegar a tiempo a
concluir la historia en La Mañana de Hoy Luz, debido a que el verano ha sido
movidito al tener que salir a la calle a vender libros. Hemos perdido mucho
tiempo de escritura al tener que ir puerta por puerta, pero aunque tardemos
unos meses más el libro saldrá a la calle. Por el momento, vamos por el
capítulo cuatro y aún hay muchas cosas que contar.
Un
millón de gracias a todas esas personas que nos han dado ánimos y aliento para
seguir adelante y a las que nos han comprado un ejemplar del libro, porque
gracias a ellas podemos seguir adelante.
La
próxima vez quizás nos veamos en tu casa.
Ηi, wanteԁ tο mention, I loved this blog post.
ResponderEliminarТhat it wаs inѕpiring. Continuе writing!
My page: ωerbеaufstеller ()
Hello, thanks very much for your comentary. We are happy for you like our blog and we hope you can read ours books someday.
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